El embarazo en la mujer madura
La
edad media de la maternidad ha aumentado considerablemente en los
últimos años en España: mientras que en 1975 se situaba en los 28,8
años, en 2002 ya era de 30,8 años. Paralelamente, en un período de diez
años se ha duplicado el número de mujeres que dan a luz después de los
40: actualmente, 21 000 bebés tienen madres que superan los 40 años, lo
que representa el 2,8% de los nacimientos. Esta tendencia se ha visto
favorecida por los avances médicos y biológicos. Pero lo cierto es que
tener un hijo no es tan fácil después de los 40, ya que la edad es un
factor determinante en la fecundidad, que disminuye a partir de los 20
años y es prácticamente nula después de los 45. Muchas de las mujeres
que desean ser madres a esta edad han cambiado de pareja recientemente.
Es posible que después de años de convivencia se produzca una separación
o un divorcio, y que con el inicio de otra relación surja el deseo de
tener un hijo para consolidar el nuevo núcleo familiar. También es
frecuente el caso de mujeres que dan prioridad a su carrera profesional:
éstas maduran durante más tiempo el proyecto de ser madres, que se
convierte en la culminación de una vida en pareja plenamente
consolidada. Actualmente, es posible prevenir los problemas asociados al
embarazo en una edad más avanzada y detectar posibles patologías a
través de la ecografía, la amniocentesis y un seguimiento médico más
estricto. Esto no evita que las madres se sientan angustiadas por el
hecho de que el tiempo actúa en su contra: si su embarazo no llega a
buen término lo antes posible, probablemente no puedan pensar en la
posibilidad de un segundo hijo. Por otro lado, la estabilidad de la que
gozan estas mujeres en el ámbito profesional, material y afectivo contribuye a que sean madres muy dedicadas.
gozan estas mujeres en el ámbito profesional, material y afectivo contribuye a que sean madres muy dedicadas.
Un mayor control médico
Los embarazos a los
40 años son directamente transferidos a un especialista, al igual que
otros embarazos de riesgo, y la futura madre es objeto de un seguimiento
más estricto para evitar riesgos que se acentúan con la edad. El médico
deberá controlar, por ejemplo, la posibilidad de hipertensión arterial,
que es más frecuente a partir de cierta edad y que puede ser
perjudicial tanto para la futura madre como para el bebé, o el riesgo de
diabetes gestacional. Asimismo, la posibilidad de aborto espontáneo es
más elevada en las mujeres que superan los 40. En España, a partir de
los 35 años se aconseja de forma sistemática la realización de la
amniocentesis (cubierta por la seguridad social), que permite detectar
el síndrome de Down (trisomía 21) en el feto.
La frecuencia de anomalías cromosómicas en el feto aumenta con la edad materna: el síndrome de Down, por ejemplo, afecta a uno de cada ochenta embarazos entre los 40 y los 44 años. Por otro lado, es posible que el parto sea más largo porque el útero se contrae con menos facilidad, lo que provoca un aumento del número de cesáreas, tres veces más alto en relación con los embarazos antes de los 40 años. Por lo general, el nacimiento del bebé también se adelanta —se duplica el número de bebés prematuros— y su peso medio suele ser inferior. Por último, el periné de una mujer madura no se recupera con la misma facilidad que el de una mujer más joven: la mitad de las mujeres de más de 40 años sufren incontinencia urinaria seis meses después del parto, por lo que es importante participar en sesiones de reeducación del periné. Es cierto que las mujeres que superan los 40 años pueden tener embarazos más complicados, pero esto no significa en absoluto que no puedan tener hijos, sino que deben someterse a un estricto control médico y seguir las indicaciones de los especialistas.
La frecuencia de anomalías cromosómicas en el feto aumenta con la edad materna: el síndrome de Down, por ejemplo, afecta a uno de cada ochenta embarazos entre los 40 y los 44 años. Por otro lado, es posible que el parto sea más largo porque el útero se contrae con menos facilidad, lo que provoca un aumento del número de cesáreas, tres veces más alto en relación con los embarazos antes de los 40 años. Por lo general, el nacimiento del bebé también se adelanta —se duplica el número de bebés prematuros— y su peso medio suele ser inferior. Por último, el periné de una mujer madura no se recupera con la misma facilidad que el de una mujer más joven: la mitad de las mujeres de más de 40 años sufren incontinencia urinaria seis meses después del parto, por lo que es importante participar en sesiones de reeducación del periné. Es cierto que las mujeres que superan los 40 años pueden tener embarazos más complicados, pero esto no significa en absoluto que no puedan tener hijos, sino que deben someterse a un estricto control médico y seguir las indicaciones de los especialistas.
Ester, me ha encantado esta publicación.
ResponderEliminarA mi todavía me quedan unos añitos para los 40, pero no descartamos la posibilidad de volver a ser papás.
Me tranquiliza saber que voy a estar mucho más controlada por médicos y enfermeras, que cuando tuve a mi hija.
Gracias por el post.
Me alegro de que te haya gustado jaja
EliminarLa verdad que, como todo, ser madre más mayor tiene sus ventajas y sus desventajas pero si realmente os apetece... no es nada del otro mundo, cada vez está más de moda y es verdad que el control es bastante más estrico. Así que ánimo :)