viernes, 4 de enero de 2013

La placenta, esa gran desconocida

 La placenta es el órgano a través del cual el bebé obtiene el alimento y el oxigeno que necesita para vivir y crecer en el útero. Su labor es fundamental pero las mujeres no sabemos demasiado de ella. Unos apuntes sencillos para ilustrar como es y cómo funciona:

  • Se desarrolla de las mismas células provenientes del espermatozoide y el óvulo que dieron lugar al feto. Comienza a formarse en la segunda semana, y evoluciona hasta el tercer-cuarto mes, cuando ya está totalmente formada y diferenciada.
  • Existen distintos tipos de placenta entre los mamíferos, pero la humana es de tipo hemocorial (o discoidal), lo que quiere decir que el tejido fetal penetra el endometrio hasta el punto de estar en contacto con la sangre materna. Se trata de un órgano compartido, es tanto de la madre como del bebé y a través de él circulan partículas de ambos en ambas direcciones. Sirve de filtro pero hay sustancias que consiguen penetrar en la placenta como por ejemplo las drogas, por eso muchos medicamentos están prohibidos en el embarazo. Este tipo de placenta es el modelo más exitoso para hacer frente al elevado coste energético que implica el desarrollo del cerebro fetal.
  • Tiene forma de galleta redonda y aplastada, es mucho más fina que otros tipos de placenta, puesto que sólo tiene tres capas (sincitiotrofoblasto, conjuntivo y endotelio vascular fetal). La membrana placentaria va perdiendo grosor con el curso del embarazo y se va haciendo, más propensa a los intercambios.
  • El tipo de placenta y el grosor de la membrana o barrera placentaria están muy relacionadas con el paso de sustancias de la madre al feto, así, existe una clara relación, inversamente proporcional al grosor de la placenta, en el paso transplacentario de ciertas sustancias. La madre proporciona al feto oxígeno, agua y principios inmediatos; y el feto cede a la madre el dióxido de carbono procedente de la respiración, y otros metabolitos (por ejemplo, la urea). Pero también se ha descubierto recientemente que células madre del embrión pasan a través de ella al torrente sanguíneo de la mujer lo que tiene un efecto rejuvenecedor pues debido a su origen fetal poseen una gran capacidad regenerativa.
  • La placenta suele ubicarse en la parte superior del útero. Sólo entre las semanas 16 a la 20 puede establecerse si su ubicación es anormalmente baja o no, de ser así se la denominaría  placenta de inserción baja.
  • La placenta previa indica la relación de la posición de la placenta con el orificio interno del cuello uterino y una zona llamada segmento uterino inferior, y este último no inicia su formación hasta la semana 28, por lo que no se puede establecer esa relación antes de dicha semana. Antes de esa fecha es imposible determinar si es una placenta previa. El 80 % de las placentas de inserción baja al final de la gestación no serán placentas previas, debido a la "migración placentaria", que es el desplazamiento de la placenta a la porción superior del útero por la elongación del segmento uterino inferior que de una longitud de 0,5 cm en la semana 20 pasa a más de 5 cms al final de la gestación. El tratamiento suele ser expectante hasta el desarrollo fetal, la indicación es la realización de una cesárea programada, incluso en la placenta previa periférica, a pesar de ser compatible con un parto vaginal para evitar posibles complicaciones.
  • Otro tipo de placenta es la placenta accreta que penetra excesivamente en la pared uterina y que se encuentra muy adherida a ella. De la misma manera, la placenta increta y percreta son placentas que penetran aun más en el músculo uterino o en la pared uterina y que, a veces, se extienden a estructuras próximas como la vejiga. En estos trastornos, la placenta no se separa totalmente del útero como debería hacerlo cuando la mujer da a luz al bebé, lo cual puede producir una hemorragia peligrosa después del parto vaginal. Por lo general, la placenta debe extirparse quirúrgicamente para detener la hemorragia y, con frecuencia, es necesario realizar una histerectomía (extirpación del útero). Cuando se diagnostica placenta accreta antes del nacimiento, suele realizarse un parto por cesárea seguido inmediatamente por una histerectomía para reducir la pérdida hemorrágica y otras complicaciones en la madre. En algunos casos, puede recurrirse a otros procedimientos quirúrgicos para salvar el útero.
  • La placenta además segrega sus propias sustancias para crear el mejor entorno para el feto hasta que esté listo para nacer. Las más conocidas y relevantes son: Gonadotropina coriónica humana (hCG), la progesterona y el lactógeno placentario humano (hPL).
  • La placenta es un órgano efímero, es decir que tiene una duración determinada, esto es lo que dura el embarazo. Por eso a medida que se acerca la fecha del parto es normal que la placenta comience a envejecer. A través de la ecografía doppler se controlan las arterias umbilicales para asegurarse de que el flujo de sangre y por ende los nutrientes y el oxígeno están llegando adecuadamente al bebé. De esta manera se puede comprobar que el bebé está recibiendo lo que necesita para vivir en el útero a pesar de que el embarazo se esté prolongando y que la placenta sigue cumpliendo su función a pesar de su envejecimiento.
  • La verticalidad y la estimulación del pezón- a través de la primera toma del bebé-, así como el calor favorecen el alumbramiento de la placenta.
  • La placenta penetra en el útero materno por lo que en el momento de su salida se produce una pérdida de sangre por los vasos sanguíneos maternos que quedan abiertos en la zona donde la placenta estaba anclada. Para cerrar esas salidas de sangre, el útero se contrae y reduce su tamaño para lo cual es fundamental el contacto piel con piel con el bebé y su succión del pecho pues estimula la producción de oxitocina y las consiguientes contracciones de útero.
  • La salida de la placenta humana no es inmediata a la salida de la cría, como ocurre en otras especies, si no que puede demorarse hasta una hora o más. 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario