Los bebés de pocas horas o días pasan a lo largo del día por varios estados de conciencia. Cada fase se acompaña de comportamientos bastante específicos, que suelen ser diferentes para cada individuo.
Es muy interesante que los padres conozcan estas variaciones en el comportamiento de los niños, de modo que no se alarmen de forma
innecesaria cuando, por ejemplo, un niño abra los ojos y lloriquee
durante la fase de sueño activo. En unos pocos minutos, sin hacer nada,
volverá a la fase de sueño tranquilo.
El sueño de los bebés ocupa casi el 90% del día, sobre todo las primeras semanas. De ese tiempo, aproximadamente la mitad es sueño tranquilo y la otra mitad, sueño activo. Al parecer, ambos estados se van alternando, aproximadamente, cada media hora durante el sueño.
Las fases de conciencia son las siguientes:
El sueño tranquilo se caracteriza porque el bebé está relajado y apenas se mueve. Su respiración es regular.
El sueño activo en cambio muestra movimientos de los ojos bajo los párpados (como en la fase REM del sueño de los adultos). También se mueven los
brazos y las piernas del bebé. La respiración se hace más irregular y un
poco más rápida. Hacen gestos y muecas con la cara. Es más fácil que se
despierten durante esta fase.
El estado llamado somnolencia suele producirse un poco antes de despertar o cuando el bebé se está quedando dormido. El niño se mueve un poco,
a veces sonríe, pone "morritos". Los párpados van entrecerrándose, como
si no pudieran enfocar la mirada y, justo antes de quedarse dormido,
los ojos giran hacia arriba.
Durante la fase despierto tranquilo o alerta tranquila, los niños apenas se mueven.
Tienen los ojos muy abiertos y brillantes. Es la fase más apropiada (y
divertida) para observar a un bebé. Es entonces cuando se puede
comprobar cómo son capaces de seguir con la mirada a una pelota e
incluso imitar gestos.
Durante la primera hora de vida, los bebés tienen el
periodo de alerta tranquila de más larga duración (unos 40 minutos). Es
una pena que los padres se lo pierdan si el bebé está en una sala
"nido". Durante ese periodo el bebé mira atentamente los rostros de sus
padres y escucha sus voces y responde a ellos. Más adelante, durante la
primera semana de vida, el bebé sólo estará un 10 % del tiempo en esta
fase.
Cuando el bebé está despierto activo, se comprueba que su conducta es muy distinta: se mueve, mira en distintas direcciones, hace ruiditos... Suele estar así cuando se acerca la hora de comer o cuando está algo inquieto.
Los movimientos del niño parece que no tienen ninguna finalidad. Sin
embargo, resulta tan fascinante para los padres mirar a los bebés cuando
se mueven o hacen gestos, que es el modo natural de ir aprendiendo a
comprender al bebé. Es similar a la primera conversación, si bien con un
lenguaje no verbal.
El estado de llanto tiene una finalidad muy clara: la comunicación.
El bebé expresa mediante el llanto que tiene hambre o se encuentra
incómodo. Unas veces llora con los ojos abiertos, pero la mayoría de las
veces, los tiene muy cerrados. Se pone rojo, se mueve enérgicamente.
Las madres descubren en seguida que los bebés se callan cuando se les
coge en brazos. Esto, además de servir para tranquilizar al niño, le da
la oportunidad de observar su entorno.