jueves, 10 de octubre de 2013

¿Qué es una doula?

Una doula no es una matrona, es una mujer que ya es madre, que sirve como apoyo emocional a una futura mamá, tanto durante el embarazo, como en el parto y el posparto. La doula no es una matrona, su trabajo no es médico sino emocional.


Las doulas son mujeres, en su mayoría madres, que acompañan a otras mujeres durante en el camino a la maternidad. Su labor fundamental es dar soporte, tanto físico como emocional, durante el parto y el puerperio.
Las doulas no tienen una preparación académica específica pues no existen una "carrera de doula". SU formación abarca conocimientos sobre fisiología del embarazo, parto y puerperio, de puericultura, lactancia, educación prenatal...
Tradicionalmente, los conocimientos sobre el embarazo, parto y puerperio, se transmitín de madres a hijas, o entre mujeres de la misma familia, del mismo pueblo. Estos conocimientos, no se referían sólo a la fisiología si no a las necesidades emocionales: los distintos estados de ánimo, miedos, incertidumbres...
En la sociedad actual, las redes de apoyo entre mujeres se han perdido en gran medida. Por un lado, la familia nuclear hace que sea una pareja sola la que afronte la etapa de maternidad. Por otro lado, el aumento de la movilidad laboral, hace que la pareja está alejada de su familia o amigos más íntimos. En general, hoy en día las mujeres se enfrentan a la maternidad solas y sin referentes cercanos, dentro de una sociedad en que la maternidad está bastante desvalorada y superficializada. A menudo, el único referente con el que cuentan las mujeres son las revistas especializadas, en las que se suele ofrecer una imagen idílica e infantilizadas de las embarazadas y puérperas.
Este conjunto de cosas, hace que las experiencias que se suelen compartir entre madres, en el parque o a la salida de guarderías y colegios, pasen por alto sentimientos profundos y reales como: los sentimientos contradictorios ante el embarazo (la inmensa alegría que supone la noticia del embarazo, lleva asociada sentimientos de temor, de inseguridad respecto al momento, a la capacidad de salir a delante), frustaciones por partos que no resultaron el momento emotivo y milagroso que se esperaba (mala información antes y durante el mismo, sentimientos de indefensión, de maltrato por el empleo de práticas agresivas contra la madre o el bebé, sentimientos de responsabilidad en casos de cesáreas u otras intervenciones), lactancias fracasadas, y en general, desconcierto por sentimientos presentes y reales, pero que parecen absolutamente ajenos a lo que nos enseña la sociedad: parece que ninguna otra mujer antes sintió algo parecido.
Las doulas surgen, junto con otros grupos de apoyo (grupos de lactancia, sobre todo), para retomar esta red de apoyo entre mujeres, recuperar la realidad de la maternidad como crisis vital en la vida de una mujer, y recuperar el espacio y posición que les corresponde. No podemos volver la cara a los sentimientos que invaden a la mitad de población, varias veces en ocasiones, y que repercuten en la formación de la sociedad del futuro.
Diversos estudios sacan estas conclusiones después del acompañamiento con una doula:
    Durante el trabajo de parto y el parto:
  • reducción de las tasa de cesáreas en un 50%.
  • reducción de la duración del trabajo de parto en un 25%.
  • reducción de las peticiones de epidural en un 60%.
  • reducción de un 30% en el uso de analgesia.
  • reducción de un 40% en el empleo de fórceps.
Durante el post-parto, las mujeres que contaron con el apoyo de una doula 6 semanas después del parto:
  • mostraron menos ansiedad y depresión post-parto.
  • mostraron mayor confianza con su bebé.
  • mayor satisfacción (un 71% de casos frente al 30% de los casos estudiados que no contaron con la presencia de una doula).
  • mayor probabilidad de una lactancia exitosa (52% frente a 29%).

Más información y experiencias en el siguiente enlace:
http://www.doulas.es/

domingo, 30 de junio de 2013

Fases del sueño del recién nacido

Los bebés de pocas horas o días pasan a lo largo del día por varios estados de conciencia. Cada fase se acompaña de comportamientos bastante específicos, que suelen ser diferentes para cada individuo.

Es muy interesante que los padres conozcan estas variaciones en el comportamiento de los niños, de modo que no se alarmen de forma innecesaria cuando, por ejemplo, un niño abra los ojos y lloriquee durante la fase de sueño activo. En unos pocos minutos, sin hacer nada, volverá a la fase de sueño tranquilo.

El sueño de los bebés ocupa casi el 90% del día, sobre todo las primeras semanas. De ese tiempo, aproximadamente la mitad es sueño tranquilo y la otra mitad, sueño activo. Al parecer, ambos estados se van alternando, aproximadamente, cada media hora durante el sueño.

Las fases de conciencia son las siguientes:

El sueño tranquilo se caracteriza porque el bebé está  relajado y apenas se mueve. Su respiración es regular.



El sueño activo en cambio muestra movimientos de los ojos bajo los párpados (como en la fase REM del sueño de los adultos). También se mueven los brazos y las piernas del bebé. La respiración se hace más irregular y un poco más rápida. Hacen gestos y muecas con la cara. Es más fácil que se despierten durante esta fase.


El estado llamado somnolencia suele producirse un poco antes de despertar o cuando el bebé se está quedando dormido. El niño se mueve un poco, a veces sonríe, pone "morritos". Los párpados van entrecerrándose, como si no pudieran enfocar la mirada y, justo antes de quedarse dormido, los ojos giran hacia arriba.



Durante la fase despierto tranquilo o alerta tranquila, los niños apenas se mueven. Tienen los ojos muy abiertos y brillantes. Es la fase más apropiada (y divertida) para observar a un bebé. Es entonces cuando se puede comprobar cómo son capaces de seguir con la mirada a una pelota e incluso imitar gestos.
Durante la primera hora de vida, los bebés tienen el periodo de alerta tranquila de más larga duración (unos 40 minutos). Es una pena que los padres se lo pierdan si el bebé está en una sala "nido". Durante ese periodo el bebé mira atentamente los rostros de sus padres y escucha sus voces y responde a ellos. Más adelante, durante la primera semana de vida, el bebé sólo estará un 10 % del tiempo en esta fase.


Cuando el bebé está despierto activo, se comprueba que su conducta es muy distinta: se mueve, mira en distintas direcciones, hace ruiditos... Suele estar así cuando se acerca la hora de comer o cuando está algo inquieto.
Los movimientos del niño parece que no tienen ninguna finalidad. Sin embargo, resulta tan fascinante para los padres mirar a los bebés cuando se mueven o hacen gestos, que es el modo natural de ir aprendiendo a comprender al bebé. Es similar a la primera conversación, si bien con un lenguaje no verbal.

El estado de llanto tiene una finalidad muy clara: la comunicación. El bebé expresa mediante el llanto que tiene hambre o se encuentra incómodo. Unas veces llora con los ojos abiertos, pero la mayoría de las veces, los tiene muy cerrados. Se pone rojo, se mueve enérgicamente.
Las madres descubren en seguida que los bebés se callan cuando se les coge en brazos. Esto, además de servir para tranquilizar al niño, le da la oportunidad de observar su entorno.